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Una magistrada se queja en medio de una sesión de la falta de medios materiales en la Justicia madrileña

{MADRID, 12 (EUROPA PRESS)}
La presidenta del tribunal que juzga en la Audiencia de Madrid el secuestro de dos empresarios en La Moraleja se ha quejado en plena sesión de la falta de medios materiales en la Administración de Justicia después de que la prueba se haya retrasado varios minutos por las dificultades en la conexión de una videoconferencia.
“¡Estos son los medios materiales en la Administración de Justicia. Exactamente estos!”, ha denunciado la magistrada, visiblemente enfadada, ante los problemas técnicos que presentaba una videoconferencia en la prueba testifical del juicio.
La queja se ha producido en la cuarta sesión del juicio contra siete acusados del secuestro de dos empresarios el 6 de marzo de 2008 en la urbanización madrileña de La Moraleja, en Alcobendas. Se enfrentan a un máximo de 22 años de prisión por varios delitos.
En la sesión, han comparecido los agentes del Grupo de Homicidios que llevaron a cabo la investigación. Los policías han relatado el modo en el que llegaron a los secuestradores, en el marco de un operativo en el que lograron liberar a Pedro Aguirre el 19 de marzo.
Así, han relatado que los vecinos indicaron a la Policía que en una casa que habitualmente estaba vacía ahora había gente, pensando que se trataban de okupas. A partir de ahí, la Policía montó un dispositivo de vigilancia en el inmueble.
“No cabía duda de que el móvil era que se retirase la querella por estafa por la venta fraudulenta de una finca”, ha destacado uno de los agentes, que ha reconocido a los acusados como las personas que vigilaban a las víctimas.
{{RELATO DEL FISCAL}}
Según el fiscal, José Carlos S.S. urdió un plan para el que se puso de acuerdo con el resto de los procesados a raíz de ciertas disputas comerciales con José Joaquín Aguirre Ormaechea, saldadas con la presentación de una querella criminal de éste contra el acusado.
Así, durante los días 14, 19, 25 y 27 de febrero de 2008, una persona que dijo llamarse Eduardo Arauce, cuya existencia no ha sido acreditada, pero en todo caso actuando por encargo de José Carlos S.S., se puso en contacto telefónico con el hermano de José Joaquín con el pretexto de realizar juntos un negocio consistente en la importación de pescado desde Argentina.
Tras la llamada, se concertó una reunión de negocios, a la que acudieron el hermano de José Joaquín Aguirre Ormaechea, Pedro Aguirre, y un trabajador de su empresa, José María Navajas Gómez. Les esperaban en una plaza de Alcobendas las procesadas Elsa María y María Manuela, quienes les pidieron que fueran, cada parte en su respectivo automóvil, hasta el hotel La Moraleja donde presumiblemente iba a tener lugar el encuentro.
Sin embargo, fueron conducidos con engaños hasta un bungalow, donde les esperaban los también acusados Luis Manuel y José Paulo que, cubiertos con pasamontañas, encañonaron con una pistola a las víctimas, inmovilizaron a José María y golpearon a Pedro Aguirre, que perdió el conocimiento.
A continuación les esposaron con cinta adhesiva, les vendaron los ojos, les taparon la boca y condujeron a cada uno a habitaciones distintas. Ya entrada la noche, los procesados sacaron a las víctimas del bungalow y les introdujeron en un vehículo con dirección desconocida para ellos.
La caravana estaba integrada por tres vehículos. El primero de ellos actuaba a modo de ‘lanzadera’ para avisar de posibles controles policiales, después iba el automóvil propiedad de las víctimas, en el que iban conducidas, y por último el coche de Elsa María y María Manuela.
Con carácter previo, José Carlos S.S. había conseguido que le dejaran una casa de campo en la localidad coruñesa de Esteiro Barrio Portiño, y allí llegó la caravana de tres vehículos sobre las 9 horas del 7 de marzo.
Cuando conducían a los retenidos al interior de la casa, Pedro Aguirre se levantó el pasamontañas, lo que le supuso un golpe en la boca del estómago y que les ataran de pies y manos a dos sillas.
{{RETIRADA DE LA QUERELLA}}
Pasado un tiempo llegó José Carlos S.S., quien les dijo que no volverían a ver la luz del sol, que estaban “en el puto infierno” y que a José María sólo le quedaba la posibilidad de ponerse en contacto con su hermano para que le quitara la querella que le había puesto. Además, debería darle once millones de euros.
El 11 de marzo los acusados pusieron en libertad a José María Navajas tras hacerse con los nombres y teléfonos de sus familiares, y le trasladaron en coche a Vigo con la condición de que convenciera a su mujer para que retirara la denuncia por la desaparición de su esposo, que había presentado días atrás.
La noche del 13 de marzo los acusados se trasladaron a la urbanización Aldeia Mourisca, en Manta Rota, Portugal. Allí permanecieron hasta el 18 de marzo.
El 19 de marzo, Aguirre fue trasladado, esta vez en un taxi, hasta los apartamentos Don Henrique, en la localidad de Montegordo, donde permaneció hasta que el 20 de marzo fue liberado por la Policía portuguesa.

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