Con la primera reunión de la nueva Junta de Gobierno del ICAM, el 13 de enero, se ha aprobado la contratación de Gregorio García Torres como nuevo Director General del ICAM y de Yolanda Quintana como nueva Directora de Comunicación y políticas públicas, cesando a los anteriores responsables, respectivamente, Carlos Marino Arzúa y Cristina Gascó Martínez.
Lo primero que sorprende es que ambas contrataciones se producen como consecuencia de designaciones y no de ningún proceso de selección en el que se hayan valorado las condiciones y preparación de las personas candidatas. Para eso existe una Comisión de nombramientos y retribuciones que, en su día, evaluó a diferentes candidatos para el puesto de Directora de Comunicación y realizó la selección de la cesada Cristina Gascó.
Parece ser, dada la premura en sus nombramientos, que no ha existido un proceso de evaluación de candidat@s para estos puestos, fundamentales en el organigrama del ICAM. Además, si no fueran tan dignas las personas que integran la Junta de Gobierno, sospecharíamos que las contrataciones responden a compromisos previamente adquiridos.
Yolanda Quintana fue la Jefa de Comunicación de Eugenio Ribón durante la campaña electoral, reproduciendo su contratación, el mismo esquema del Decano Alonso con Alfonso Merlos, su responsable de campaña electoral, y a quién contrató como Director de Comunicación del ICAM nada más tomar posesión, con un resultado lamentable y un perjuicio para el presupuesto que todavía se recuerda.
¿Acaso entre las condiciones de contratación para la campaña, estaba la promesa de nombramiento como responsable de comunicación del ICAM?.
De Gregorio García Torres conocemos su participación en la campaña electoral de Ribón. En la pasada jornada electoral, voces autorizadas del Colegio nos informaron de su probable nombramiento como Director General, si Ribon obtenía la victoria. Hasta Carlos Marino, el Director General cesado, se mostró sorprendido ante los comentarios al respecto.
Se dice que ha estado involucrado en la financiación de la campaña electoral del Decano y nos consta que, sin haber sido todavía contratado, ha tenido participación activa y reprochable con algún responsable institucional del ICAM.
Dados los diferentes cargos que ha ocupado en el Grupo del Banco Santander, el último de ellos el de Director de Colectivos hasta abril de 2022, es evidente el conflicto de intereses como Director General del ICAM, especialmente con todo lo relacionado con dicho grupo mercantil, y confiamos que se abstenga en cualquier materia relacionada con ello; No en vano en diciembre de 2021 firmó en representación del Banco Santander la renovación del Convenio de colaboración con el ICAM, incluyendo los patrocinios del Santander en eventos y actos jurídicos organizados por el Colegio.
En definitiva, una nueva Junta de Gobierno entra en el ICAM como elefante en cacharrería cesando y contratando como si los puestos afectados fueran suyos y no de la Institución
ICAM, baile de contrataciones y despidos con nuestras cuotas