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Algunos pensaban, otros decían, que la Junta del ICAM había cambiado…

¿Escucharon?

Es el sonido de su mundo derrumbándose.

Es el del nuestro resurgiendo

EZLN

Tras unas controvertidas elecciones, una nueva Junta tomo posesión y comenzó a gobernar el ICAM.  Decimos nueva, porque son personas diferentes a las anteriores, pero su realidad es otra. Nosotros no apoyamos, ni a esta Junta, ni a la anterior, y presentábamos candidatura propia.

Aun con todos los procedimientos administrativos o penales abiertos por las controvertidas elecciones, Gumpert ya obtuvo su bastón de mando y gobierna. Desde el inicio de su andadura, ya son tres las dimisiones en la Junta y las denuncias internas no paran de aparecer en los medios de comunicación.

Vivimos momentos convulsos, donde el capitalismo está reconfigurándose para no perder su tasa de beneficios. 6 millones de parados y paradas dan buena cuenta de ello. Las y los abogados no somos ajenos a esta situación. A la ya tradicional precariedad en el desempeño de nuestra función, vemos como el cierre de lo poco que se construyó del estado social y de derecho tiene marca de defunción. Tasas, turno de oficio, infradotación de medios humanos y materiales o el endurecimiento de requisitos para el acceso a la segunda instancia es solo una ínfima parte de cómo la justicia (les) sobra.

Nos encontramos en un momento donde la Justicia debería ser uno de los elementos fundamentales en la defensa de los derechos de las personas, y no es casualidad que en los últimos años no se haga otra cosa que no sea dificultar el acceso a la justicia. Los artículos 1, 9 y 24 de la Constitución han quedado para otro momento, no sabemos cuál. El desarme final del estado social asoma ya de forma descarada. Para nosotros y nosotras, abogados y abogadas que luchamos por la plena consecución de los derechos económicos, sociales y culturales es el momento de implementar y articular un derecho alternativo de y para la personas, un derecho que necesariamente solo tiene sentido si mantiene su carácter tuitivo.

Y en estas, hace poco nos encontramos con una Junta que con mucha pena y nada de gloria, de espaldas a la sociedad y a los asuntos colegiales se une al festival dando premios las cabezas visibles de los despachos Uría y Garrigues. La ilusión en la que nos decían que vivíamos se derrumba, una buena parte de la abogacía transita la precariedad ya configurada como ecosistema. ¿Lo sabe el Colegio?

No es un problema de que seamos contrarios a la candidatura de Gumpert, es un problema de vivencias. Nos obligan a colegiarnos en un Colegio que vive a espaldas de todos y todas. Las jornadas “V edición de los Encuentros en Madrid”  son buena muestra de ellos.

Mientras nosotras y nosotros vivimos la precariedad, Garrigues Walker, el presidente de Uría y Menéndez o un Consejero Real de Marruecos son premiados a la vez que en los citados Encuentros se realizan ponencias como “La internacionalización de la abogacía”, “El abogado global” o “La mediación, puente de unión de los países Mediterráneo”. No viven a nuestras espaldas, viven apoyándose en nuestras espaldas.

Cuando algunos medios de comunicación dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, nosotras y nosotros nos miramos y no lo entendemos. Lo que si que vemos es un colegio que vive a costa de nuestras posibilidades.

En el discurso, la Decana decía que nuestra profesión tiene como aspiración “hacer efectivos los principios  del Estado de Derecho, y de hacer realidad lo que es la esencia de nuestro oficio: el derecho de defensa”.  Estamos convencidos de ello, no lo estamos convencidos de que ese sea el compromiso del ICAM o de su Junta.

Nosotros y nosotras entendemos los premios a los letrados letradas del turno de oficio que son capaces de realizar defensas dignas careciendo de todo tipo de medios, incluidas sus propias retribuciones gravemente minoradas en la Comunidad de Madrid, a los compañeros y las compañeras que han protagonizado la defensa del derecho a la vivienda y derechos habitacionales frente a un sistema legal no cuestionado prácticamente por casi ningún estamento jurídico, a compañeros y compañeras que  defienden los derechos humanos en los procesos de jurisdicción universal, a quienes defienden los derechos humanos frente a la corrupción del sistema y frente a la criminalización de la protesta social, esos si son nuestros y nuestras compañeros a quienes debe premiarse.

Para nosotros y nosotras, que luchamos contra la colegiación obligatoria, esto no hace más que confirmarnos en nuestras posiciones. En ALA hacemos nuestra la simbología de los zapatistas cuando decían a los gobernantes si habían escuchado como se derrumba su mundo y como está naciendo otro. Eso mismo nos preguntamos nosotras y nosotros que el ICAM. ¿Están escuchando? ¿Escuchan que se derrumba su mundo?

 

JUNTA ALA

Madrid, 13 de Mayo de 2013.

 

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