“Unos cuantos hombres honrados que llegaban al poder sin haberlo deseado, acaso sin haberlo esperado siquiera, pero obedientes a la voluntad progresiva de la nación, tuvieron la insólita y genial ocurrencia de legislar atenidos a normas estrictamente morales, de gobernar en el sentido esencial de la historia, que es el del porvenir. Para estos hombres eran sagradas las más justas y legítimas aspiraciones del pueblo; contra ellas no se podía gobernar, porque el satisfacerlas era precisamente la más honda razón de ser de todo gobierno. Y estos hombres, nada revolucionarios, llenos de respeto, mesura y tolerancia, ni atropellaron ningún derecho ni desertaron de ninguno de sus deberes”.
Antonio Machado
Y así y sin ánimo de ser exhaustivos, se reguló el sufragio universal y el voto femenino, el matrimonio fundado en la igualdad de derechos para ambos sexos, el divorcio, la igualdad de trato entre los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio y la investigación de la paternidad, el seguro obligatorio de maternidad (con atención sanitaria, descanso maternal y subsidios para las madres trabajadoras), el derecho de las mujeres a la patria potestad, se reguló el trabajo femenino prohibiendo los despidos por contraer matrimonio o por maternidad…
La enseñanza fue laica, se llevó la educación y la cultura a las áreas rurales, se crearon las Misiones pedagógicas, institutos de segunda enseñanza, se fomentó la formación de maestros y maestras, se reformó la Universidad…
Se aprobó la reforma agraria, la ley de las 8 horas de trabajo, la ley de Jurados mixtos…
Se hizo efectiva la separación de la Iglesia y del Estado, se abolió la pena de muerte, se inició la reforma de las prisiones…
Desde la Junta directiva de ALA, como asociación defensora de la igualdad y de los derechos humanos, creemos conveniente conmemorar aquel ímprobo esfuerzo, recordando que los derechos cuesta tanto alcanzarlos como mantenerlos.
Un saludo afectuoso,
Junta directiva de ALA
14 de abril de 2016.