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No es un colegio excelente, y a este paso, nunca lo será.

En pocas semanas, buena parte de la abogacía estará tostándose al sol en una hamaca, como poco. Otra buena parte estará asfixiándose bajo la lámpara de su despacho, o con suerte, en el chiringuito de la playa, acosada por las notificaciones de Lexnet, (porque el ICAM no considera importante reivindicar el derecho al descanso de abogados y abogadas y nada ha hecho a favor de ello, al contrario de un Juez de lo Social que ha planteado una cuestión de inconstitucionalidad contra una ley que, según dice, convierte a los abogados y procuradores en esclavos de Lexnet), para las que la palabra desconexión, sólo existe en contexto de desastre informático. A esta última parte nos dirigirnos. Porque somos vosotras y vosotros. Profesionales a quienes incurrir en un error profesional nos va a costar un 150% más que antes, gracias a un Colegio de Abogados, excelente, preocupado por la estética y las relaciones en determinadas esferas, y no por las personas que lo componen ni el ejercicio de la profesión.

La modificación de la póliza del seguro de responsabilidad civil es sólo un ejemplo de lo poco que importamos. Esa transparencia y la democracia con la que soñaron algunos votantes de esta junta, debió traducirse en una Junta Extraordinaria, y en contarnos a todas la situación, exponer las alternativas y decidir de forma plural. Pero no. Al igual que ocurre con el proyecto tecnológico, es excelentemente suficiente enviar una nota informativa, y a comer que son lentejas.

Esa falta de transparencia y democracia rige también desde el 5 de mayo en el protocolo de secciones, cuya creación y funcionamiento, de un modo u otro, quedarán al arbitrio de la decisión discrecional de los presidentes/as de las propias secciones, y de la Junta de Gobierno, a pesar de atribuirles a estos “grupos”, importantes funciones y objetivos, y una dotación presupuestaria nada desdeñable, sobre todo si vemos el exponencial crecimiento del número de secciones, en constante reinauguración, y mayoritariamente, sin la actividad mínima para subsistir que exige el propio protocolo publicado.

Y publicado además in extremis, y por qué no decirlo, gracias a la insistencia de esta Asociación, en cada una de las Juntas Ordinarias celebradas con Alonso a la cabeza. Tiempo que sin embargo, sólo ha servido para publicar un documento lleno de generalidades, que no define expresamente los conflictos de intereses de los nombrados Presidentes/as, al igual que el redactado para la Junta de Gobierno, también pendiente de modificación y ampliación, previa propuesta de esta Asociación. Vaya, muchas son las intenciones, y pocos los hechos concretos.

El nombramiento de estas personas Presidentes/as que podrán, procurarán, entenderán, o evitarán hacer cosas, aún por definir, depende también en último término de una decisión discrecional de la Junta de Gobierno. Está por ver si se va a adoptar alguna decisión discrecional respecto a las numerosas secciones inactivas desde hace meses, pero cuyos Presidentes (sí, mayoritariamente hombres), continúan aprovechando su nombramiento. Aunque no ponemos en duda que evitarán, procurarán o entenderán que no está bien hacerlo, claro.

Una de las novedades más paradójicas de este protocolo es la función del Departamento de Comunicación del ICAM, a quien se le asigna, entre otras, la labor de supervisar si los artículos de los Presidentes/as, son conformes a las directrices del colegio. Porque la alineación de ideas es importante, y poder justificar las cifras  que le pagamos a Merlos, también. Es muy simbólico ver cómo se impone a las comunicaciones de las secciones el uso de un lenguaje inclusivo, que sin embargo el propio protocolo no contiene, o no de forma íntegra, diluyéndose la inclusión a medida que transcurren las páginas.

Merlos, esperamos que progreses adecuadamente en este sentido.

Por supuesto no se recoge ninguna medida que garantice la paridad de la composición de las secciones ni de sus actos, a pesar de lo dispuesto en el artículo 8.1 del Plan de Igualdad aprobado por la Junta de Gobierno, reduciéndose a una mera intención, no vaya alguien a pensar que no somos modernos.

Este panorama puede ser más desolador. Recientemente se publicaba el inicio del programa Mentoring, estrella para esta Junta de Gobierno, del que nada sabemos, salvo dos fotos, la de los abogados de máximo prestigio, prácticamente todos hombres, como no, y la de los mentees, donde el número de mujeres casualmente se incrementa. Es curioso, porque inicialmente, como se publicó en fecha 3 de enero de 2019, para ser mentor se requería una colegiación mínima de 20 años, y para ser mentee, haber superado una fase inicial de aprendizaje “técnico”, que sólo AJA debe saber en qué consiste.

Transparencia y democracia debían estar de vacaciones, cuando la Junta decidió, discrecionalmente, claro está, que el máximo prestigio profesional iba unido al trabajo en “despachos grandes”, relegando, como casi siempre, a la mayor parte de personas colegiadas que conformamos el ICAM.

Esto no es un colegio excelente, y exigimos, de nuevo, al Decano y a la Junta de Gobierno, que actúen conforme a los criterios de transparencia y democracia que tanto prodigan, y ya de paso, que cesen las manifestaciones políticas y personales ajenas a la vida colegial, a las que nos vienen  acostumbrando.

Y esperamos que todas las personas colegiadas que habéis leído este texto mientras el circulito de Lexnet sigue dando vueltas (un ratito, ya…), podáis desconectar y vivir unos días sin la presión de los plazos, señalamientos, guardias, el estrés de pasar nuestras pertenencias, aún, por los arcos de seguridad de varias sedes judiciales, y todas esas cosas ajenas al Colegio de Abogados de Madrid.

Grupo de Trabajo de Asuntos Colegiales de A.L.A.

           

Publicado en Asuntos colegiales